Los vientos de felicidad
Vientos provenientes del Norte dan comienzo a esta historia de supervivencia en la cual un joven de la edad de 17 años se ve envuelto en la etapa más difícil de su vida al perder sus padres en un accidente aéreo. Hilgor, empieza a descubrir los misterios de la vida, entre los cuales aprende que la felicidad es algo difícil de comprender y que toda la vida las personas se pasan buscándola cuando la verdad es ella que nos busca a nosotros y en un momento dado nos encuentra.
1er Capítulo
Noticias inesperadas
Lunes 12 Diciembre:
Era uno de esos días fríos de Invierno en Hamspherville, recuerdo haberme quedado sólo el fin de semana debido a la ausencia de mis padres por viajes de negocios. Como cada mañana me levantaba a esperar mi desayuno servido en la mesa, pero algo raro pasaba ese día, un silencio eterno reinaba en toda la casa y al ver la mesa no había ningun desayuno servido. Qué habrá pasado entonces? Me pregunté. Se suponía que mis padres llegaban tarde en la noche del Domingo y ya me habían advertido que no los esperase despierto. Una nube de suposiciones pasaban por mi cabeza, quizás el vuelo estaba retrasado y por eso no habían llegado, acudí de inmediato a levantar el teléfono para llamar a la aerolínea, pero para mala fortuna todas las líneas sonaban ocupadas. ¡Qué raro! Pensé por un momento, pero luego se me ocurrió pensar en que como ya estabamos en víspera de Navidad los teléfonos de las diferentes aerolíneas iban a estar ocupados. Paciencia ya era el último remedio. Esperé por ellos alrededor de 3 horas más y todavía no tenía ninguna noticia de ellos, ni una llamada o un mensaje en el Internet.
Eran las 11 de la mañana y me encontraba tirado en un sofá todavía sin saber nada de mis padres. El aburrimiento y la desesperación me consumían. Me acerqué al mueble de la televisión y opté por prenderla y así ver un poco de deportes. Iba pasando canales sin encontrar nada bueno en la tele cuando de repente, vi una imagen que cambió mi vida por completo. Eran las escenas de un avión cayendo desde muy alto e impactando el suelo con mucho estruendor. Al comienzo pensé que eran los acontecimientos de una película nueva que rodaría en los cines, pero después empecé a ver una multitud de personas con lágrimas en sus ojos y otras personas al borde de la locura. A todo eso me preguntaba qué habría pasado, en ese mismo momento un timbrazo del teléfono me hizo saltar del sofá e ir corriendo a levantar el teléfono pues tenía muchas ganas de que fueran mis padres, pero no resultaron ser ellos sino resultó ser mi abuela:
-Hilgor: Buenos días
- Abuela: Hola Hilgor cómo estas?
- Hilgor: Bien, un poco desesperado pues todavía no he tenido noticias de papá ni de mamá.
En ese momento sentí un nerviosismo muy poco común en el carácter de mi abuela y me dijo:
-Abuela: Alistate que pasaré por ti, debemos hablar sobre algo.
-Hilgor: Está bien abuela ahora mismo me voy a dar una ducha. Pasa por mí en 30 minutos.
En seguida busqué una toalla y empecé a tomar una ducha, mientras el agua caía pensaba en qué podría ser lo que abuela quería hablar conmigo y no se me ocurría nada, - quizás pudo haber sido porque ya tenía dos semanas invitandome a dormir a su casa y yo no podía o quizás porque quería que la ayudase a cargar unos muebles o algo que ella no pudiese levantar por sí sola. Salí de la ducha y de inmediato fui a vestirme. Justo cuando terminé de amarrarme las agujetas de los zapatos escuché el sonido de la bocina de su carro. Salí de la casa y cerré todo con seguro.
Subí al carro y saludé a mi abuela, pero ella no me respondió, una gran curiosidad me consumía por dentro. No me atrevía a preguntar qué estaba pasando así que tomé una posición apática frente al problema y decidí encender la radio. Inmediatamente, mi abuela la apagó. Qué extraño, siempre encendía la radio y ella cantaba conmigo. Qué estará pasando por aquí?...
Era uno de esos días fríos de Invierno en Hamspherville, recuerdo haberme quedado sólo el fin de semana debido a la ausencia de mis padres por viajes de negocios. Como cada mañana me levantaba a esperar mi desayuno servido en la mesa, pero algo raro pasaba ese día, un silencio eterno reinaba en toda la casa y al ver la mesa no había ningun desayuno servido. Qué habrá pasado entonces? Me pregunté. Se suponía que mis padres llegaban tarde en la noche del Domingo y ya me habían advertido que no los esperase despierto. Una nube de suposiciones pasaban por mi cabeza, quizás el vuelo estaba retrasado y por eso no habían llegado, acudí de inmediato a levantar el teléfono para llamar a la aerolínea, pero para mala fortuna todas las líneas sonaban ocupadas. ¡Qué raro! Pensé por un momento, pero luego se me ocurrió pensar en que como ya estabamos en víspera de Navidad los teléfonos de las diferentes aerolíneas iban a estar ocupados. Paciencia ya era el último remedio. Esperé por ellos alrededor de 3 horas más y todavía no tenía ninguna noticia de ellos, ni una llamada o un mensaje en el Internet.
Eran las 11 de la mañana y me encontraba tirado en un sofá todavía sin saber nada de mis padres. El aburrimiento y la desesperación me consumían. Me acerqué al mueble de la televisión y opté por prenderla y así ver un poco de deportes. Iba pasando canales sin encontrar nada bueno en la tele cuando de repente, vi una imagen que cambió mi vida por completo. Eran las escenas de un avión cayendo desde muy alto e impactando el suelo con mucho estruendor. Al comienzo pensé que eran los acontecimientos de una película nueva que rodaría en los cines, pero después empecé a ver una multitud de personas con lágrimas en sus ojos y otras personas al borde de la locura. A todo eso me preguntaba qué habría pasado, en ese mismo momento un timbrazo del teléfono me hizo saltar del sofá e ir corriendo a levantar el teléfono pues tenía muchas ganas de que fueran mis padres, pero no resultaron ser ellos sino resultó ser mi abuela:
-Hilgor: Buenos días
- Abuela: Hola Hilgor cómo estas?
- Hilgor: Bien, un poco desesperado pues todavía no he tenido noticias de papá ni de mamá.
En ese momento sentí un nerviosismo muy poco común en el carácter de mi abuela y me dijo:
-Abuela: Alistate que pasaré por ti, debemos hablar sobre algo.
-Hilgor: Está bien abuela ahora mismo me voy a dar una ducha. Pasa por mí en 30 minutos.
En seguida busqué una toalla y empecé a tomar una ducha, mientras el agua caía pensaba en qué podría ser lo que abuela quería hablar conmigo y no se me ocurría nada, - quizás pudo haber sido porque ya tenía dos semanas invitandome a dormir a su casa y yo no podía o quizás porque quería que la ayudase a cargar unos muebles o algo que ella no pudiese levantar por sí sola. Salí de la ducha y de inmediato fui a vestirme. Justo cuando terminé de amarrarme las agujetas de los zapatos escuché el sonido de la bocina de su carro. Salí de la casa y cerré todo con seguro.
Subí al carro y saludé a mi abuela, pero ella no me respondió, una gran curiosidad me consumía por dentro. No me atrevía a preguntar qué estaba pasando así que tomé una posición apática frente al problema y decidí encender la radio. Inmediatamente, mi abuela la apagó. Qué extraño, siempre encendía la radio y ella cantaba conmigo. Qué estará pasando por aquí?...